EL EGO Y EL CRISTO
En el arte trascendental podemos encontrar gran sabiduría divina, como es el caso de la pintura: “La Pasión de Cristo” por Jerónimo Bosch.
Las personas que no conocen la ciencia secreta Crística, podrían pensar que Jerónimo Bosch es un detractor de la vida religiosa, que se mofa sarcásticamente de todo, pero eso no es cierto.
Lo que realmente ha pintado Jerónimo Bosch es el mundo interior de cada ser humano, lo que somos nosotros mismos ▬tinieblas.
En otras palabras, Jerónimo Bosch ha tomado una fotografía psicológica con su clarividencia objetiva.
José Pijoán manifiesta sobre las obras de Jerónimo Bosch diciendo:” El mundo las admira hoy aterrado. Se han sucedido periodos de arte expresionista, arte que pretende exponer desórdenes psíquicos, pintar lo invisible, sorprendernos con excesiva sensualidad, sacudirnos con lo inexplicable, lo absurdo, lo fantástico; pero ninguno de los artistas surrealistas, saturados de psicoanálisis, ha llegado a pintar visiones tan terribles como las que tan francamente dejó pintadas Jerónimo Bosch”.
Cada ser humano es una pequeñísima partícula de Dios, un embrión de alma, la misma que está embotellada por un conjunto de elementos indeseables llamado ego, agregados psíquicos y que en las santas escrituras se les conoce como los siete pecados capitales: lujuria, ira, orgullo, pereza, codicia, envidia, gula;
Dice también: “Hombre tú que duermes despiértate, y levántate de los muertos y te alumbrará cristo”. Por lo tanto todos tenemos el potencial interno para el despertar de la consciencia ▬La iluminación.
Es necesario estudiar nuestros defectos; y con ayuda divina erradicarlos, para lograr la iluminación. Hay que meditar y orar sin cesar.